Dos son las efemérides que se celebran el día 23 de abril, coincidiendo las muertes de dos de los escritores más relevantes de la historia de la literatura universal: Miguel de Cervantes y William Shakespeare, motivo que llevó a señalar este día en el calendario, desde el año 1930, como fecha en la que se celebra el Día del Libro en España.
“Salvemos el milagro” es el título de uno de los capítulos que la escritora Irene Vallejo incluye en su Manifiesto por la lectura. “Nunca como hoy, en nuestras modernas democracias, habían estado tan abiertas de par en par las puertas a la lectura. Los libros nacieron como un privilegio de sacerdotes, aristócratas, nobles (…) eran emblema de lujo y privilegio”. Echando la vista atrás y trayéndola al presente, Vallejo reconoce cómo “en un asombroso viaje de treinta siglos, hemos logrado que hoy todos tengamos un pasaporte al conocimiento: la alfabetización y el libre acceso a la lectura”, y esto, según advierte la escritora, “no ha sucedido por arte de magia”, “es la cosecha de años de educación y transformaciones sociales” en escuelas, institutos, universidades, editoriales, imprentas, librerías, bibliotecas, “desde las Misiones Pedagógicas a las ferias y fiestas donde las letras toman el sol”, “desde el impulso público al minucioso entusiasmo de las empresas que nutren la cultura”.
A este sustento de la cultura contribuye también la Unión de Actores y Actrices guardando un estrecho compromiso con la lectura a través de diferentes vías y actividades como, por ejemplo, el Club de Lectura ‘La Vitrina’, que ya celebra su sexto encuentro el próximo 25 de abril, en torno al libro Esculpir en el tiempo, de Andrei Tarkovski. ‘La Vitrina’ supone una apuesta por la reflexión, el aprendizaje, el espíritu crítico y el conocimiento, a través de la puesta en común de la lectura tras un primer contacto individual con los títulos propuestos. En este sentido, la Unión contribuye a la salvaguarda de ese “milagro”, pues, como advertía Irene Vallejo “no puede desaparecer lo que nos salva. Los libros nos recuerdan, serenos y siempre dispuestos a desplegarse ante nuestros ojos, que la salud de las palabras enraíza en las editoriales, en las librerías en los círculos y clubes de lectura compartida, en las bibliotecas, en las escuelas. Es allí donde imaginamos el futuro que nos une”. En este encuentro lector con la afiliación, la lectura adquiere su esencia más pura y rica pues, como apunta Vallejo, leer nunca ha sido una actividad solitaria, ni siquiera, aunque se practique individualmente, “es un acto colectivo que nos avecina a otras mentes y afirma sin cesar la posibilidad de una comprensión rebelde al obstáculo de los siglos y la frontera”. En definitiva, una apuesta por el conocimiento compartido.
“Medio pan y un libro” fue el título que Federico García Lorca dio al discurso que concedió con motivo de la inauguración de la biblioteca de su pueblo natal de Granada, Fuente Vaqueros, en 1931. Con ello, Lorca pretendía poner en valor no solo las “reivindicaciones económicas” en sus días, sino también las “reivindicaciones culturales, que es lo que los pueblos piden a gritos”: “no solo de pan vive el hombre”, “yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro”. Con ello, sentencia el escritor: “bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan”, y concluía afirmando: “¡libros!, ¡libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir: “amor”, amor”.
Y ese mismo “amor” es el que la Unión de Actores y Actrices concede a su afiliación facilitando un acercamiento a los libros, pues son diferentes las librerías con las que la Unión tiene acuerdos de colaboración para conseguir descuentos en la compra de libros en diferentes ciudades de España (Consultar listado de librerías).
Estrecho es el compromiso que la Unión de Actores y Actrices mantiene con lectura y, por ende, con la educación, como entidad que vela y promueve la cultura. Lectura y formación confluyen para contribuir a la estimulación del interés lector, para “afianzar los hábitos de lectura como condición necesaria para el eficaz aprovechamiento del aprendizaje, y medio de desarrollo personal” y profesional, en la línea de lo que propone la actual ley de educación (LOMLOE) siendo como uno de los puntos principales en todas de todas las distintas reformas educativas.
“Nuestra auténtica fortaleza es creativa”, sentencia Irene Vallejo en su ya mencionado Manifiesto por la lectura, pues “somos la única especie que explica el mundo con historias, que las desea, las añora y las usa para sanar”. En este sentido, nos sumamos a elevar “el vuelo con las rápidas alas de la evolución cultural”. “La escritura abrió las puertas a conservar conocimientos, ideas y sueños, a expandirlos y hacerlos revivir con cada mirada que se posa en las letras de una página”. No olvidemos que la salvaguarda del conocimiento yace en las palabras que completan el papel, ya sean en forma de libros, de textos teatrales, de escaletas o de guiones técnicos y literarios que posteriormente se alzan en forma de películas, funciones teatrales, series de televisión, documentales, y todo un sinfín de múltiples y variables formas en las que se despliega y manifiesta la cultura.
«Quisiera consignar un milagro trivial, del que uno no se da cuenta hasta después que ha pasado: el descubrimiento de la lectura. El día en que los veintiséis signos del alfabeto dejan de ser trazos incomprensibles en fila sobre un fondo blanco, arbitraria- mente agrupados, y se convierten en una puerta de entrada que da a otros siglos, a otros países, a multitud de seres más numerosos de los que veremos en toda nuestra vida, a veces a una idea que cambiará las nuestras, a una noción que nos hará un poco mejores o, al menos, un poco menos ignorantes que ayer».
MARGUERITE YOURCENAR,
¿Qué? La eternidad