A pesar de que lo más visible de la profesión es lo que se ve delante de la cámara y sobre el escenario, más allá de los focos, los intérpretes deben lidiar con la presión, la exposición y la incertidumbre de este oficio, y eso puede afectar a la salud mental de quienes vivimos de contar historias.
A veces, la autoexigencia queda por encima y olvidamos lo más esencial: abrazar nuestro propio yo. Para cuidarnos, es necesario escucharse a uno mismo, permitirse parar y también pedir ayuda, porque en el camino de la interpretación nos ponemos en la piel de toda una variedad de voces, pero nunca debemos olvidar la nuestra propia.
Desde la Unión, tenemos clara la importancia de garantizar a la profesión un espacio de cuidado y prevención. Es por ello por lo que contamos con una alianza con Open Mind, una plataforma de salud mental a disposición de la afiliación.
Hoy, en el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, recordamos que pedir ayuda no es debilidad, sino valentía, y que la salud mental en el arte debe ser una prioridad y no un tabú.
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