Madrid, 27-08-2013
Hola Julia, Julilla, como yo te llamaba, son la una y treinta y cinco de un día nefasto para mí y para muchos que te queremos, te has ido sin decírmelo, quedamos en contárnoslo todo y así ha sido durante mas de 40 años que nos conocemos y hemos trabajado juntos, en Mérida, en el Español, en el María Guerrero, por toda España, en America, viajes de vacaciones, unas cenas de navidades y Nochevieja en tu casa y en la mía, ¡¡las fotos que te hecho!!, con una de ellas ganaste un concurso en Méjico. Teníamos nuestras diferencias oficiales por defender a veces lo indefendible, pero siempre nos quisimos, nunca traicionamos nuestra bella amistad, en mi casa aun tengo un cartel que dice “si me ocurre algo, que llamen a Julia Trujillo”, mi Compañera del alma, COMPAÑERA. Te sigo queriendo a pesar de esta distancia que te ha impuesto el fin de la vida tan bella que has vivido amando el teatro llena de éxitos, amigos y lucha por los demás. Siento no haber estado a tu lado cuando te faltara el aire que necesitabas, tu sabes que te hubiese dado el mío con todo mi cariño, no me olvides que los que aquí quedamos no te olvidaremos, te envío un beso lleno de amor y amistad.
Manuel Gallardo
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Carta de Silvia Marsó a Julia:
Amiga Julia, compañera del alma. Sabes que desde el primer día que coincidí en un escenario contigo en aquel “Ni pobre ni rico, si no todo lo contrario“ de Tono y Mihura, allá por el año 86 me cautivaste. Me impresionó tu generosidad, tu sentido del humor, esa ternura y ese compañerismo con el que nos tratabas a cada uno de nosotros. Desde ese instante nuestra amistad fue creciendo y traspasó los límites del escenario. Así te convertiste para mí en la “tieta” Julia. Todos estos años he aprendido tanto de ti….profesionalmente, por supuesto, pues hemos disfrutado generaciones enteras de tu trayectoria, prestigio y talento; pero sobre todo humanamente…. Tal vez eres la mejor persona que he conocido, incapaz de hacer daño, bondadosa hasta la medula, con una capacidad de empatizar sobrecogedora. Recuerdo, que yo siempre te decía que tenías la mirada de perro y las dos nos reíamos y sabíamos que esa es la mirada más hermosa que puede tener un ser humano. Y tú, perruna, piscis, coqueta, solidaria, luchadora, despistada y llena de vida, repartiste entre tus seres queridos momentos inolvidables, anécdotas desternillantes, confesiones profundas, lazos entrañables. Divertida como un personaje de Mihura o Jardiel, la Giulietta Masina española, la actriz fetiche de Jose Luis Alonso, de Nieva, la gran trágica de Mérida, la empresaria, mano a mano con Canseco , la madre protectora de todos los actores jóvenes que se han cruzado en tu camino… Qué suerte tan grande haberte conocido, amiga Julia, seguiremos queriéndote todos y cada uno de los días que nos queden por vivir. Te quiero
Silvia Marsó
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